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Historia

Los orígenes de la devoción

La tradición nos habla del hallazgo de la Sagrada Imagen de Ntra. Sra. de Villaviciosa en el Alentejo portugués, concretamente en Vila Viçosa. Cuéntase que unos trabajadores estaban dedicándose a replobar los hermosos viñedos de la zona, descubrieron una caja de plomo, de cortas dimensiones, enterrada desde remota época. Tras a la apertura de la citada caja, todos pudieron contemplar en su interior una bella imagen de la Virgen. Comenzaron a darle culto solemnemente primero en la iglesia del pueblo y después en un pequeño santuario que en su honor edificaron en el mismo viñedo donde apareciera.

Su fama se extendió a todas partes y la sencilla y celebre ermita portuguesa, fue visitada por gente de muy diversas clases. Transcurridos los años, el mismo pueblo que de manera elocuente demostró su acendrado amor a la Reina del cielo, fue poco a poco abandonando la ermita hasta el punto de extinguir prácticamente el culto a la Stma. Virgen aparecida.

Por su asiduidad y fervor, un pobre vaquero castellano llamado Hernando, llevado por el intenso afecto que sentía, tomó la imagen y, metiéndola con el mayor respeto en el interior de su zurrón, emprendió el camino de Córdoba. Tras detenerse en la sierra cordobesa llamada de las Gamonosas en la amplia concavidad del tronco de un frondoso alcornoque encontró el nuevo lugar de culto para la imagen.

Este fue el primer altar y el más antiguo retablo que la imagen de la Virgen de Villaviciosa ha tenido en Córdoba. En este lugar, con el paso del tiempo, se construyó un santuario en su honor y un laborioso pueblo, levantado en su proximidad, fruto de las gentes y aldeas enteras que alrededor de la Virgen trasladaron su hogar y que recibió el nombre de la Virgen venida de Vila Viçosa: Villaviciosa, que ya en edad moderna, concretamente en 1775, Carlos III otorgó el título de villa como Villaviciosa de Córdoba. Este pueblo fundado, por tanto, asumió el mismo nombre de su Madre y Señora quien traduciendo el topónimo portugués al castellano se denominó como la Virgen de Villaviciosa, una imagen que Córdoba atesora como la imagen de gloria más antiguas de la capital.

Cuenta la leyenda que un numeroso cortejo de caballeros portugueses lograron encontrar el paradero del vaquero y lo que codiciosamente buscaban: la desaparecida imagen de la Virgen. A pesar de no hacer resistencia, lo apresaron con grandes precauciones y emprendieron el viaje de regreso. Hernando fue encarcelado y procesado siendo condenado a pena de muerte en la horca. Hernando imploró siempre a la Virgen bendita de Villaviciosa y llegada la mañana de la ejecución, el calabozo estaba desierto. Hernando, milagrosamente había sido liberado de la cárcel y la milagrosa imagen restituida al alcornoque de la sierra cordobesa.

Los portugueses, recorrieron de nuevo el camino y, llegando a las Gamonosas, descubrieron a Hernando, que delante de la Virgen entonaba sus cantos pastoriles, burlando a la justicia portuguesa. Maniatado, tomaron camino de regreso hacia Portugal, con la imagen bendita. Tras varios días caminando sin por las ya conocidas sendas, comprobaron que, después de tan largo recorrido estaban en el mismo lugar de partida.

Tomando por milagro lo sucedido determinaron, que la sagrada imagen de la Virgen de Villaviciosa no quería abandonar aquel altar de la sierra cordobesa. Disculpándose una y mil veces del apenado vaquero, entregáronle sus armas, caballos, alhajas, etc., para que con el producto de su venta comenzase a labrar un pequeño templo. Tan grande fue la expansión de la devoción a la citada imagen que la ciudad de Córdoba tomó por suya la causa, prendiendo la gran llama de la devoción a la Virgen de Villaviciosa.

Santuario de la Concepción (Patrona de Portugal) Vila Vicosa. Portugal. Lugar de origen de la advocación de Villaviciosa. Visitado por Juan Pablo II en 1982.

Visicitudes

La primera vicisitud de la imagen de Nuestra Señora de Villaviciosa ocurre cuando un pastor antequerano, en la primera mitad del siglo XVI, enamorado de la singular Señora y atraído por la encantadora tradición de Hernando, decide seguirle en sus pasos, cogiendo la imagen nuevamente de la ermita de la sierra cordobesa y trasladándola en su zurrón a su tierra de Antequera. Allí hizo entrega de la venerada imagen, sin darle cuenta de su hurto, al venerable padre y amigo suyo Fray Martín de las Cruces, el cual la colocó en el altar mayor de su convento y le dio el mismo nombre de Ntra. Sra. de los Remedios que poseía el convento.

Reconocida la imagen, a los dos anos, por un caballero cordobés, se dio cuenta al Cabildo y al Obispo, y se determinó que se encargase la diligencia de restitución de la imagen a Córdoba por el Deán Don Juan Fernández de Córdoba. Después de vencer no pocas dificultades, la imagen regresó a Córdoba donde, en el Campo de la Verdad, la esperaba el Cabildo Eclesiástico para ofrecerle una gran fiesta con solemne misa de acción de gracias y trasladarla seguidamente a la Iglesia Catedral, en cuyo altar mayor fue colocada.

Este suceso obligo a tomar mejores medidas de seguridad hacia la imagen, por parte del pueblo de Córdoba, de lo que fue fruto el levantamiento de un suntuoso templo, bien dotado, con amplias dependencias y extensas propiedades servido por dos capellanías. Los Cabildos de la ciudad se habían constituido ya patronos del mismo, quedando mutuamente obligados a proceder de acuerdo, siempre que tuviese lugar algún traslado de la sagrada imagen. La Hermandad de la Virgen, fundada años antes, recibe nueva savia y vigor al ser confirmadas sus nuevas constituciones por este tiempo, en 1528. 

La Edad de Oro de la devoción (La Virgen se entroniza para siempre en la Santa Iglesia Catedral de Córdoba)

Comenzó pues la nueva era que bien pudiera llamarse la edad de oro de la devoción de la Virgen de Villaviciosa, que comprende principalmente los siglos XVI y XVII. Para confirmarlo, basta decir que fueron 22 las veces que la imagen fue traída de su serrana ermita a la ciudad, celebrándose multitud de fiestas y procesiones en su honor, con motivo de públicas calamidades y graves necesidades.

Después del hurto de Antequera, como es Llamado, la primera traída fue en el ario 1529 y la Ultima en 1698, fecha desde la cual la imagen es custodiada por el Cabildo de la Santa Iglesia Catedral, cuya Capilla Mayor preside.

Durante este tiempo de todo ha habido en la historia de tan querida imagen desde la suntuosa capilla que lleva su nombre en la Catedral, hasta el sacrílego robo, en 1711, de todas sus alhajas, entre las que figuraba un magnifico pectoral de esmeraldas regalo del Cardenal Salazar, sustituido por otro del entonces Obispo Trinitario Fray Juan de Bonilla y Vargas.

Grandes y notadas fueron las fiestas hechas en su honor los anos 1733, con motivo de una terrible tempestad, y 1755 con motivo de un espantoso terremoto  de Lisboa, con la presencia de ambos cabildos que concurrían a postrarse en acción de gracias ante su patrona, la Virgen de Villaviciosa, quien permanece desde entonces en la Capilla Mayor de la Catedral.

Historia de la Hermandad

Se funda con anterioridad a 1479 en la Real Parroquia de San Lorenzo Mártir de Córdoba. Sus objetivos son la organización de los cultos anuales a la Virgen en su santuario y en dicho templo para festejar la Natividad de la Santísima Virgen María, así como la organización de los traslados de la imagen de la sierra. Se fusionó con la hermandad de San Juan de Letrán y obtuvo, en 1598, bula del Papa Clemente VIII, agrgándola a la Basílica Mayor de San Juan de Letrán de Roma. Permaneció en dicha ermita hasta 1974 en que se traslada al lugar de su fundación: la parroquia fernandina. 

El obispo Fray Juan de Toledo aprobó en 1528 una reforma de los estatutos cuyo origen quizá data de la fundación de la hermandad y el cual es desconocido. En 1551, refrendó don Leopoldo de Austria un nuevo cambio. En 1956, quedaron modificados por Fray Albino Menéndez. En 1989, son adaptados con D. José Antonio Infantes Florido como obispo de Córdoba. Conformes al estatuto marco, fueron sancionados por el mencionado obispo en 1992 siendo la primera hermandad en Córdoba que se adaptaba a dicho marco canónico. En el 2004, se solicita la modificación de la nominación de la Hermandad, anulando el término de "Secular" e introduciendo el de "Primitiva" por ser la primera instituida en honor a la Stma. Virgen en su advocación de Villaviciosa (posteriormente, surgieron otras que desaparecieron y otras que perduran en nuestros días: como en Sevilla donde la encontramos fusionada con la Hermandad del Santo Entierro desde 1582 y la del pueblo de Villaviciosa de Córdoba, cuya joven hermandad se fundó en 1987). Por decreto firmado el 4 de mayo de 2004 por D. Santiago Gómez Sierra, Vicario General de la Diócesis de Córdoba, se recogen el uso de dicho título, la utilización legítima del escudo y la reglamentación estatutaria de las insignias de la Hermandad. con fecha de 22 de enero de 2014, el beato Cristóbal de Santa Catalina pasó a ser titular de la hermandad, según decreto, firmado por el vicario general de la diócesis de Córdoba, D. Francisco Jesús Orozco Mengíbar, quien recibiría posteriormente la ordenación episcopal el 22 de diciembre de 2018. Así, el documento aprueba la última reforma estatutaria de la Hermandad, que reglamenta los fines que actualmente rigen a la corporación así como la inclusión del culto al beato Cristóbal de Santa Catalina, que de esta forma pasa a ser titular de la hermandad.

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